¡Cristo vive entre nosotros!

¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!
¡CRISTO VIVE ENTRE NOSOTROS!
Felices Pascuas hermanos. Sí, Cristo está entre nosotros, y su presencia se hace más evidente en un día como el de hoy en que vivimos, celebramos, que Él ha vencido a la muerte y que ha vuelto con nosotros antes de ir con el Padre hasta la segunda venida.
Hoy es el día más bonito e importante para nosotros los católicos, pues, como ya he comentado, nuestro Señor ha vencido a la muerte, la ha dominado, y ha demostrado que es el Hijo de Dios, que es Dios hecho hombre. Hoy es el día en que ponemos fin al Triduo Pascual con la noticia más bonita e importante que podemos dar; hoy damos epílogo a la semana más santa que podemos vivir a lo largo del año, y a la semana por la que trabajamos con tanta pasión, con tanta fe; hoy es el día que justifica, que es la causa, de todo ese trabajo.
En definitiva hoy es un día de mucha felicidad para todos nosotros, no un día festivo más, es un día para desbordar nuestra alegría y exteriorizarla.
Y lo es, incluso más, en las actuales circunstancias en las que nos encontramos, con esta pandemia del Corona virus que tanto destrozo y muertes está causando, y que no nos han permitido estar cómo y dónde queríamos estos días, en las que hemos visto o vivido pérdidas de nuestros seres querido, hemos compartido el dolor de nuestros hermanos, hemos sufrido el aislamiento y en algunos casos algo de soledad, en los que nuestro futuro se ha puesto en entredicho, en todas estas adversas circunstancias, hoy es un día de celebración porque Jesús siempre estará con nosotros. Jesús es nuestra única esperanza cuando todo parece que nos ha fallado, cuando nos sentimos solos y desvalidos, Él estará ahí dando consuelo y ayudándonos, solo hay que mirar a su imagen, buscarlo un poco dentro de nosotros y llamarle, siempre llamarle, que nuestro Señor siempre está dispuesto a hacernos caso.
Ha sido una Semana Santa muy diferente, una Semana Santa que no era la que teníamos previstas, pero también lo ha sido muy fructífera desde otros aspectos, más espiritual definió un gran hermano nuestro. Hemos sido capaces de estar muy unidos en estos días, tanto para dar ese abrazo lejano para nuestros hermanos que han perdido a sus seres queridos como para dar compañía, para acercarnos, a los que están más solos o echan de menos a sus hijos o padres, seres cercanos que no podemos disfrutar.
Estos días, un grupo de hermanos ha estado trabajando muy duramente para que no echáramos de menos nuestros días más especiales, el Viernes de Dolores y el Viernes Santo, y a fe que lo han conseguido; han hecho que se haya despertado en cada uno de nosotros ese espíritu de hermandad, que es estandarte de nuestra Hermandad, y que algunas veces dejamos en un segundo lado, pero que estos días se ha reforzado de una manera mucho más intensa. Los dos programas que hemos disfrutado, los montajes que se han hecho, el Vía Crucis del Viernes Santo, los atinados mensajes de nuestro capellán, las hermosas palabras que se han escrito, todo ello ha salido desde unos corazones dignos de la mejor causa, dignos de Dios, y han ayudado a mucho de nuestros hermanos a vivir mejor estos momentos.
Nuestra Madre es nuestro mejor camino para llegar hasta su hijo, nuestra Señora nos ha ayudado estos días y debe seguir siendo consuelo para afrontar los muchos días que nos esperan aún en esta situación o parecida, y es también nuestro oído para expresar esas plegarias que queremos dirigir al Padre y que Ella, como madre amantísima, es la que mejor sabe buscar en nuestro corazón y, muchas veces, encuentra las palabras que no sabemos expresar, y que hoy son tan necesarias.
Estos días hemos sido capaces de vivir como lo hacían los primeros cristianos, en comunidad, en plena comunión y con el corazón y el alma unidos. A través de las redes sociales, aprovechando la tecnología, pero también buscando a ese otro hermano que pueda estar pasándolo mal o simplemente porque hemos querido compartir nuestra vida durante unas horas como lo haríamos cualquier otro año. Me atrevo a recomendaros la lectura de los Hechos de los Apóstoles, continuidad del evangelio de San Lucas y también escrito por él mismo, que además de ser muy agradable y fácil de lectura, es muy ilustrativo sobre el cómo fue la vida de nuestros hermanos, los primeros seguidores de Jesús, aquellos coetáneos suyos que decidieron seguir su palabra aunque ello le llevara a ser perseguidos por esa única causa.
Quiero terminar solo deseándoos toda la felicidad del mundo y que sigamos juntos, con el amor más grande que el mundo ha podido conocer, y así afrontemos, junto a nuestro Señor Jesucristo que ha vuelto a la vida y a su Santísima Madre, lo que el futuro esté dispuesto a depararnos.