¡Dios va a nacer!
Muchas felicidades hermanos, ¡Dios va a nacer! Dios va a nacer en nuestras vidas, en nuestros corazones y en nuestra alma. Ese niño que ha nacido para vivir dentro de nosotros, va a hacer que todos seamos más felices.
Sí, lo que vamos a celebrar en estos días, lo que nos pone tan contentos, es el nacimiento de un niño que vino al mundo para traernos la palabra del Padre y perdonar nuestros pecados.
En la noche del 24 nos juntaremos con nuestras familias y celebraremos la cena más importante del año; y nos sentiremos muy felices, brindaremos, cantaremos villancicos y todos seremos un poquito más buenos, pero nada de esto sería posible sin la presencia en esa mesa de quien es el invitado más importante (no nos olvidemos de dejar una silla para Él), del mayor regalo que los hombres hemos recibido: el Niño Jesús, y que esa noche se va a hacer presente en nuestros hogares.
Y eso queridos hermanos es lo que tenemos que hacer, vivir con el Niño Dios esa noche tan especial para la que nos hemos preparado, para la que hemos adornado nuestras casas o la Casa de Hermandad, con ese belén o el misterio que representa esa pequeña aldea de Belén, ese momento en el que en un humilde establo, en un pesebre, nació el Rey de reyes. O ese árbol de Navidad, ese árbol de la vida, de nuestra vida como cristianos, con esa estrella que nos guía el camino y las bolas y adornos que tanto significan para cada uno de nosotros. Y también, con la imagen de esa pequeña criatura en una cunita de madera, de un pesebre, que está llamada a ser la más grande, a la que adornamos y adoramos, como en el que está en el Altar que también está en nuestra Hermandad.
A alguno de vosotros se le puede atragantar la noche por el recuerdo de esa persona querida que nos falta, de nuestra madre, padre, sobrino o cualquier ser que es especial para nosotros y que ahora no está con nosotros, y solo quiero deciros que elevéis la vista al cielo, que miréis esa imagen del niño que tenéis en casa y veréis una sonrisa de aquellos que están en el cielo y que os mandan un beso, que si no hay consuelo en estos momentos, sí lo hay en el saber que está cerca de Él y de la Madre, y que nunca dejará de estar con vosotros.
También es un día (es el día) para pensar en aquellos que no lo están pasando bien por múltiples causas, para que dediquemos si quiera un instante a pensar y a rezar por ellos; para que nunca pierdan la esperanza y para que sepan que no están solos, que en cada gesto que desde la Hermandad hemos hecho para ayudarles va un poquito de nuestro corazón y nuestra mente para que también estén acompañados esa noche.
Vivamos estos días como lo que son, días de encuentro y de felicidad, de alegría, días para celebrar, pero sin olvidar cual es el único motivo de ello, que el Mesías nació en Belén por nosotros; vivamos la felicidad de nuestro encuentro con el Padre a través de su hijo, a través de la Virgen que fue la llena de gracia, y pensemos en el mucho amor que hubo para dar a su hijo por nuestra causa, ya que como dice ese hermoso villancico, “que el niño que está en la cuna, en una cruz morirá”.
Desde vuestra Hermandad de la Soledad Coronada y del Sagrado Descendimiento os queremos desear una muy buena FELIZ NAVIDAD